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  • Irene Paola Garza Del Valle/ Mentes en Equilibrio

La espera: ¿Cómo esperar sana y productivamente?


Todos, en algún momento de nuestra vida, hemos tenido que esperar la llegada de algo, por ejemplo, desde esperar a que pase el autobús o el hecho de tener que esperar el resultado de un examen, esperar a curarte de una enfermedad o que se te pase la gripe, esperar la llegada de un hijo, esperar la respuesta a tu solicitud de visa para irte de viaje o a vivir en otro país, esperar a que tu negocio y/o tu empresa se consolide o a que te den resultados de la vacante para la que aplicaste, esperar para ver a una persona que quieres, esperar a que llegue determinada fecha y/o esperar para que se solucione un asunto legal.

Yo no se cómo lleves tu las esperas, pero siempre es importante reflexionar sobre cómo afrontamos cada uno aquellas situaciones en dónde aún no sucede lo que esperamos. Esperar a que suceda lo que deseas o por lo que has estado trabajando y luchando puede ser difícil, porque aunque aveces se tienen claros los periodos de tiempo en que obtendremos una respuesta o una resolución, la mayoría de las veces existe total incertidumbre en cuanto al tiempo que tendrás que esperar y esta incertidumbre se puede vivir con mucha impaciencia e intranquilidad e incluso vivirse como algo insoportable.

Para mi personalmente, la espera paciente es uno de los retos personales que vivo en el día a día. Y justo estoy en el proceso de aprender a esperar de una manera más positiva y menos auto-incriminatoria. Yo por ejemplo, tiendo a inconscientemente convertir la espera en un asunto personal, es decir, si algo no pasa en el momento exacto que quiero, si no encuentro esa gratificación al instante justo de mi deseo o necesidad personal, interpreto que es por que no soy lo suficientemente buena para hacer que suceda o que no sucede por que no me lo merezco. Es ridículo, lo sé, yo como psicóloga se que hay muchas cosas que se salen de nuestro control y que no dependen al 100% de nosotros, pero caigo muchas veces en una espera llena de auto-reproches.

Y tú, ¿Cómo te tratas en la espera? ¿Desde el auto reproche y adjudicando a tu auto-valía personal? O ¿Con frustración, tristeza y/o enojo?

Primero, es importante identificar de dónde y cómo hemos aprendido a esperar. Vivimos en una sociedad que nos vende la gratificación inmediata, que está basada en resultados y en alcanzar metas y objetivos y por lo tanto poco enfocada en el disfrute del aquí y del ahora, poco enfocada en el disfrute de los procesos y de los caminos. Además de eso, se suman nuestras historias personales de espera o de gratificación inmediata. Por ejemplo, en mi caso, de niña ante el divorcio de mis padres, fueron varios los fines de semana que esperaba a que mi padre viniera a recogerme (los días que por acuerdo legal le tocaba convivir conmigo); muchas veces llegaba tarde y otras ni llegaba, yo creo que ese es uno de las experiencias y los recuerdos más tempranos o más claros que tengo en dónde comencé a frustrarme ante la espera, en dónde comencé desde el egocentrismo típico de la infancia a adjudicar la “no llegada” de mi padre, a mi persona y mi valía personal. Pregúntate, además de esta cultura de cero tolerancia a la espera, ¿Qué situaciones de tu historia y tu vida personal se han sumado a tu dificultad para esperar o a tu intolerancia ante estos momentos de pausa en la vida?, ¿Tus padres te cumplían cualquier capricho y creciste en una burbuja de gratificación inmediata? O ¿Has tenido situaciones en dónde la espera ha sido extrema e incluso dolorosa?

Por todo lo anterior he decidido hacer este artículo, porque en mi propio proceso terapéutico y el de varios pacientes he aprendido que tendemos a mal interpretar la espera, a culparnos de ella y a vivirla como si fuera un castigo. A continuación, quiero compartirte algunas vías que a mi me han servido para esperar de una manera más sana y productiva.

7 Acciones para aprender a esperar más sana y pacientemente:

  1. Disfruta del aquí y del ahora: Una de las cosas que más me sirve es dejar de enfocarme en un futuro que aun no sucede y sobre el cual no tengo control alguno. Enfócate en lo que si tienes, en lo que ya existe y ya se ha dado en tu vida. Una de las maneras de estar presente y disfrutar en el aquí y en el ahora, es a través de la vivencia consciente desde tus sentidos. Experimenta lo que comes, lo que ves, lo que escuchas, lo que hueles y lo que tocas con mayor consciencia. No dejes que tu mente divague y se vaya a otros momentos y te distraiga de los estímulos y las experiencias presentes, la espera es más agradable cuando nos permitimos disfrutar mientras esperamos.

  2. Continúa viviendo en lo que esperas: muchas personas parece que entran en un estado de pausa cuando están en la esperan de algo, se olvidan de que la vida sigue y el tiempo sigue corriendo y junto con él las oportunidades para hacer y disfrutar otras cosas y experiencias mientras tanto. Sigue con tus planes a corto plazo e incluso invierte el tiempo de espera de forma activa y productiva. En mi caso, cuando me vine a España y terminé unos proyectos dentro de una ONG, me empecé a sentir frustrada por no encontrar otro trabajo y por un momento solo dedicaba todo mi tiempo (desde que me levantaba, hasta que me iba a dormir) a buscar y a mandar curriculums como loca y sin mucho éxito. De esa manera, mi frustración y auto reproche simplemente solo aumentaban. Sin embargo, (se me prendió el foquito interno de sabiduría) decidí enfocarme en seguir viviendo y haciendo algo más mientras esperaba a conseguir un trabajo, a través de algo que me hiciera sentir útil, que me permitiera continuar con mi pasión profesional por la psicología y que me ayudara a no sentirme estancada. Fue así como nació Mentes en Equilibrio (mi bebé), que actualmente no solo ha sido mi distractor y una forma de seguir viviendo mientras esperaba, sino incluso se ha convertido en mi fuente de trabajo, ese que tanto buscaba afuera, terminé creándolo yo. Así que no dejes que la espera y el tiempo que tengas que dejar correr tomen el control de tu vida y te pongan en modo pausa, limitándote de hacer y vivir otras cosas y otras alternativas. Tal vez igual que a mi, la espera activa te sorprenda y termines encontrando e incluso creando algo aún mejor de lo que esperabas.

  3. Acepta que hay cosas fuera de tu control: la aceptación te libera de los sentimientos de impotencia e incertidumbre y te permite por lo tanto ser más paciente. A veces soltar el control es sano, sobre todo por que en la mayoría de las veces no depende todo de nosotros. Identifica que sí te corresponde y que no es tuyo, sino algo situacional o algo que le corresponde a otras personas. Por ejemplo: “Si no encuentro trabajo no es por que yo no sea bueno(a) o no este lo suficientemente preparado(a), sino por que en España la situación de crisis económica afecta sobre todo a los extranjeros.”

  4. No actúes impulsivamente ante la desesperación: De repente nos dan ataques de impulsividad e impaciencia, yo siempre me he dado cuenta que cuando busco apresurar los procesos o hago las cosas al aventón por hacer mucho, creyendo que entre más cosas haga más rápido sucederá lo que quiero, me trae consecuencias negativas. Aprende a parar, a descansar y disfrutar el descanso. No eres lo que haces, tu valor personal va más allá de lo que haces.

  5. Recuerda los logros pasados: el recuerdo de tus éxitos es una retroalimentación positiva que ayuda en la espera. A veces estamos tan enfocados en esa nueva meta, objetivo o sueño, que nos olvidamos de todos nuestros logros y de lo que hasta ahora somos y tenemos y nos minimizamos a esa situación actual de lo que no ocurre. Pensar en todo lo que ya has logrado te ayudará a ser más objetivo(a) y hará que te des cuenta que en la vida ya has recorrido caminos impredecibles y que lo que ahora das por hecho, o es parte de tu vida, en su momento también te costo una espera que requirió paciencia y perseverancia.

  6. Piensa positivo y de forma realista: si piensas catastróficamente o que no sucederá lo que quieres, tu espera será más tormentosa. Pensar de una manera optimista hará que esperes de una manera mas sana y paciente. Cambia la ansiedad, los nervios y la tensión, por la ilusión y la esperanza.

  7. Separa tu felicidad y tu disfrute de tus metas: Nuevamente es importante ser conscientes de que hemos aprendido a ser felices a partir de obtener, tanto cosas materiales, como éxitos. Nos hemos vuelto recolectores de “gratificaciones” y lo confundimos con lo que en verdad es la felicidad. Tengo un tatuaje en sánscrito: “Anand” a modo de recordatorio de que “hay que aprender a ser felices a pesar de las circunstancias”, es importante que practiquemos una felicidad más trascendental, una felicidad independiente de las metas y objetivos que tenemos. La felicidad es una actitud ante la vida, no una consecuencia de la cantidad de cosas que obtienes y/o logras. Espera felizmente!

¡Recuerda que si estás viviendo un proceso o una situación de espera que te está generando mucha frustración y/o dolor que te das cuenta estás tomándotelo personal y esta afectando tu autoestima, puedes contactarme a través de mis redes sociales para trabajar tanto de manera presencial, como de forma online!


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