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  • Mentes en Equilibrio/Irene Paola Garza Del Valle

Límites Interpersonales: Saber decir “NO” es  importante  y sano


Poner límites es biológicamente una función normal, natural y sana. Dentro de la evolución del ser humano, es hasta el primer año y medio de vida que los bebés crecen fusionados con sus madres, hasta ese momento son “uno solo”, no hay límites entre ellos. Sin embargo, al crecer el niño va descubriendo que él es una persona autónoma y diferente de su progenitora, esto, a través de los límites físicos y emocionales que ella le pone: al tener que esperar a que lo levanten de la cuna, que le den de comer, que lo arrullen, lo limpien, en general que cubran sus necesidades y sus deseos. Con los límites se descubre la existencia del otro y por lo tanto la propia existencia, a través de ellos logramos distinguir hasta donde llegamos nosotros y nuestras necesidades y donde empiezan los otros y sus necesidades.

Más allá del punto de vista de la evolución, la tarea de poner límites en el día a día en todas nuestras relaciones y contextos es sumamente importante y es una habilidad que a muchos de nosotros no nos han enseñado. En casa se usa más enseñar el “sí” , “por favor” y “gracias”, que el “NO”. Es por eso que no es fácil, en un inicio podemos sentirnos tiranos por decir que no a algo o a alguien e inseguros de la reacción que causara nuestra negativa. Vivimos en una sociedad que anhela que las personas sean condescendientes. Se nos predica que las personas buenas satisfacen los deseos de los demás, incluso aunque tengan que hacer sacrificios y anteponerse a sus propios deseos y necesidades. Al crecer bajo esta filosofía, incluso confundimos guardarle respeto a cierta figura de autoridad o de mayor jerarquía (por ejemplo un maestro, un jefe o a nuestros padres) con vivir en sumisión y soportar malos tratos. Sin embargo, nunca hay , ni habrá justificación suficiente para que cualquier persona te maltrate y sobre pase tus derechos, ni para que te haga sentir mal de cualquier forma.

¿Te ha pasado alguna vez que no has sabido decir que no a cosas que no querías hacer y terminas haciéndolas por compromiso? ¿Has terminado yendo a algún lugar al que no querías ir o haciendo un favor que hubieras preferido no hacer? ¿Has soportado malos tratos o actitudes por parte de otro por no decir no o explicar como te hacía sentir? A mi si me ha pasado y siempre me pregunto: ¿porqué no dije que no quería? Muchas veces mi respuesta es “lo hice para que la gente no se aleje o no lo tome a mal, lo hice por evitar un conflicto”; pero también , pienso ¿Tomar mal que, que hay algo que no quiero hacer y que eso no significa que no me interesen como personas o mi relación con ellos(as)? O ¿Evitar qué conflicto, si el simple hecho de no decir que no me pone en conflicto conmigo misma? También, las personas a veces no ponen límites ya sea por el temor a sentirse egoístas y malas personas o también por sentirse omnipotentes y creer que pueden hacer todo, o por miedo a sentirse débiles e incompetentes y/o por miedo a la soledad que un NO pudiera generar etc.

A veces nuestro estado emocional se satura por que nos cuesta decir que no, cargamos con más de la cuenta. No saber poner límites tiene sus consecuencias….

¿Cuáles son las consecuencias de no poner límites?

1. Si no aprendes a poner límites generarás un sentido de inseguridad general en ti misma(o) y en tu capacidad de tomar decisiones benéficas para ti. Piensa, si permites que te sobrepasen y no haces nada para impedirlo ¿Cómo crees que eso afectará tu concepto sobre ti misma(o)?

Esto afectará tu autoestima por que no eres capaz de procurar tu bienestar y no valoras tus necesidades y deseos.

2. También te podrías sentir confundido(a) en cuanto a lo que verdaderamente quieres e incluso en cuanto a quien y cómo eres.

3. Dependerás de los demás para sentirte seguro, valorado y definido(a).

4. También otro efecto negativo es cuando no logras poner límites de la manera correcta. Es decir, cuando pones límites enojándote y agrediendo, o cuando te agredes a ti mismo(a) a través de la culpa y el autorreproche ante la impotencia de no haber sabido defenderte en determinada situación. Pero el transgredir los límites de otros tampoco es la solución. Se trata de que sepas poner límites, expresando lo que necesitas , sin atacar, exigiendo respeto y haciendo escuchar tus deseos desde una posición considerada.

Seguramente conoces a alguien que si logra poner límites de manera eficaz. Yo tengo una amiga que es sumamente transparente para decir si quiere o no algo, si quiere ir a algún plan o si prefiere quedarse en su casa, ella no se anda con cuentos. Y loase con tal naturalidad que es imposible tomarla a mal, además, mi amiga para nada se siente culpable, al contrario se siente tranquila consigo misma, es de estas personas que te transmiten un sentido de libertad y de tranquilidad inquebrantable. No se trata de llenarte de nos, sino de lograr hacer las cosas cuando quieras y puedas hacerlas.

10 pasos para poner límites positivamente:

1. No minimices lo que sientes: Siempre hay que empezar por uno mismo. Sí no eres capaz de valorar tus emociones y necesidades, no lograrás que los demás lo hagan. Estímate reconociendo tu dignidad y construyendo tu autoestima.

2. Empieza por detectar las situaciones o personas a las que te cuesta más trabajo ponerles límites.

3. Aclara hasta donde llegan tus límites: Haz una lista de las cosas que necesitas para sentirte bien en tu vida o sin las cuales te sientes mal. Escribe tus derechos y define lo que es importante para ti dentro de tus relaciones con los demás. Si tienes claro hasta donde puede llegar la gente, también podrás ser clara con los demás expresándoles que estas dispuesta(o) a tolerar y que no estas dispuesto(a) a permitir dentro de tus relaciones (laborales, escolares, con amigos, en pareja, familiares etc.).

4. Pon manos a la obra desde la asertividad: Lo que para ti puede ser un límite congruente, para otra persona puede no serlo, por eso es importante que pongas límites a través de la asertividad ( lee también: “Asertividad: externando eficazmente mis pensamientos y emociones”). Al usar la asertividad, es más fácil que el otro se abra a escucharnos ya que somos capaces de decir lo que pensamos con educación y respeto, esto nos hace sentir congruentes con nosotros mismos y nos produce seguridad y tranquilidad.

5. Tampoco te pongas a la defensiva: no te tomes las acciones de los otros de manera personal, justo como te comentaba, las personas tienen diferentes conceptos de lo que es un límite. Simplemente dile a esa persona como quieres que te trate.

6. Si expresar el límite desde la asertividad no te funciona, busca que se ponga en tus zapatos: A veces las personas no logramos entender la postura del otro, si tu invitas a que reflexione sobre lo que esta haciendo desde su propio ser, pudiera ser más fácil que te entienda y lleguen a un acuerdo. Preguntas como: ¿Te gustaría que yo hiciera__?, ¿Te sentirías bien si yo actuará de esta forma contigo?, ¿Qué es exactamente lo que te molesta?, ¿Cómo te gustaría que yo reaccionara? Ayudan a que el otro lo vea desde una perspectiva diferente, desde afuera.

7. Pide ayuda profesional : A veces necesitamos ayuda para recuperar nuestra seguridad y aprender habilidades y herramientas para poder poner límites a los otros y actuar de manera congruente con nuestras necesidades. Si es necesario busca un profesional que pueda ayudarte ( Aquí puedes leer : 10 razones por las que deberías de asistir a psicoterapia).

8. Si es necesario pon límites físicos: Si has intentado sin éxito establecer un límite y hacer que el otro se ponga en tus zapatos y la otra persona no cambia o sigue sobrepasándote, lo más sano es que tomes distancia e incluso si es posible que te alejes y termines la relación. No es tu responsabilidad que el otro actúe de determinada manera, pero si es tu responsabilidad como reaccionas tu, si las palabras no son suficientes, tendrás que actuar poniendo límites físicos.

9. Quédate siempre con lo positivo de cada situación: Todas las experiencias, buenas y malas, nos enseñan algo. Son oportunidades de aprender, crecer y evolucionar. Independientemente de si logras transformar la relación o la situación que te genera conflicto, tu ya te habrás transformado en una mejor versión de ti: una versión que se defiende, que se respeta, que se valora, que se cuida y por lo tanto tendrás una vida más satisfactoria y tranquila.

10. Se constante, pon límites todos los días. La práctica hace al maestro.

¿Qué ganas al lograr poner límites?

Primero, recuperar tu derecho a ser protagonista de tu vida.

Segundo, vivir sin miedo al que dirán y al abandono, ser sincero contigo a través del autocuidado y el autorrespeto. Y darle prioridad a tu relación más importante: tu relación contigo mismo(a). En general, mejorar tu autoestima.

Tercero, logras clarificarle al otro hasta donde puede llegar. Esto te permite fomentar relaciones más sanas basadas en el respeto y la aceptación y a la vez alejas a las personas tóxicas que van en contra de tu bienestar (Lee también: "Personas Tóxicas: Activa tu radar, protégete y desintoxícate")

Cuarto, distinguir claramente lo que quieres y lo que no quieres hacer y hacerlo o no hacerlo. Ser coherente y congruente con lo que piensas, lo que sientes y lo que haces.

Quinto, no caer ante los chantajes emocionales de otros o responsabilizarte del dolor ajeno.

Finalmente, recuerda que querer a las personas, compartir cosas, ayudar a los otros , no esta peleado con el hecho de mantener el respeto y amor por ti mismo(a). Amar al otro no significa descuidarse, el amor a uno mismo es compatible con el verdadero amor al otro. Quien te quiera de verdad lo entenderá.


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